La serie de televisión peruana estrenada en marzo del 2009,
ha tenido un relativo éxito, ya que, según los niveles de sintonía, es el
programa más visto en la televisión peruana en el horario de de las 8 de la
noche. Pero si analizamos bien lo que ha ocurrido con el programa en estos
últimos años, nos daremos cuenta que se está llegando a agotar.
Las características más resaltantes de esta serie, y de las
que hago una crítica al mismo tiempo, son las siguientes:
· Predominancia del género femenino: con esto me
refiero a que es evidente que, en ambas familias, las personas que conducen el
hogar son mujeres. En el caso de la familia Gonzales, “Doña Nelly” Camacho es
la jefa de casa y en la familia Picasso Maldini, el personaje que encarna
Yvonne Frayssinet es sin duda la que toma las decisiones. Como se ve, los
apellidos de los esposos son simbólicos y en el caso de Bruno Picasso, se
observa a un hombre sin autoridad y relegado de
la familia.
· Todos los personajes tienen una pareja afectiva.
Esta es una de las características que más me ha llamado la atención. Los
guionistas de esta serie parecen estar actuando bajo los efectos de de alguna
poción de los cupidos del amor, ya que tratan de unir a todos sus personajes
especialmente entre las dos familias mentadas. Este aspecto del argumento de
esta serie, con el paso del tiempo, ya ha caído un poco pesada y genera la
predictibilidad en los televidentes que esperan disfrutar de algo nuevo cada
día.
· Los problemas que surgen no llegan a tener un
impacto mayor que cambie el rumbo de la historia. Cada vez que surge un
problema, por más catastrófico que se advierta, nunca llega a causar un cambio
sustancial, a excepción de la llegada de “Lucho” Gonzales, en las cuatro
temporadas emitidas hasta el cierre de esta crítica, es el único evento que devino en la construcción
del segundo piso de la casa y que causó cambios en la perspectiva de esa
familia. Esta característica de la serie hace dilatar el tiempo que se emplea
para desarrollar cada problema, por ejemplo, cuando se anuncia que una fiesta
se va a realizar en unos cuantos días, en la vida real esto puede tomar de una
a dos semanas y el exceso de suspenso puede quitarle más televidentes a la
serie.
· Para ser una ficción dentro de lo posible, hay
muchos aspectos que no tienen lógica dentro del desarrollo de la serie. Por
ejemplo, puedo nombrar la fuente de economía de ambas familias; en el caso de
la familia Picasso Maldini, pueden ser explicadas sus fuentes de ingresos, ya
que ellos pertenecen a la clase aristocrática, reciben rentas y pagos por
acciones. Sin embargo, en el caso de la familia Gonzales, no se puede dar una
explicación lógica para sus fuentes de ingresos. Analicemos, para tratar de
justificar esto, cuáles son los trabajos remunerados que realizan los miembros
de la familia Gonzales. Primero, se observa el trabajo de transportistas de los
personajes “Pepe” y “Tito”, pero que es anulada por los egresos que ellos
mismos se generan al consumir alcohol, casi siempre, luego de su trabajo y por
cualquier motivo de alegría. Después, tenemos el negocio que posee el personaje
“Don Gilberto” Collazos, que consiste en una bodega; no obstante, nadie en su
sano juicio podría afirmar que una bodega de las dimensiones de la aludida,
mantenga a una familia de ocho miembro (sin contar a la otra familia de “Lucho”
Gonzales). Por otra parte, precisamente el personaje de Bruno Odar, aporta
económicamente con un trabajo del que no se ha revelado exactamente cuál es su
naturaleza, y por tanto no podemos juzgar si gana lo suficiente como para
mantener a su familia. Pero tomado en cuenta que los personajes de esta
familia, no han alcanzado un alto nivel de instrucción, podemos deducir que no
perciben altos ingresos de los trabajos que tengan. Entonces, podemos concluir
que hay una incoherencia respecto a los ingresos económicos de esta familia.
· Cada vez que veo la serie, tengo la impresión de
que los personajes no están haciendo nada productivo, es decir, cuando cambian
de escena, parece que los personajes están esperando el momento de actuar, a
excepción de algunas escenas como las de cuando Miguel Ignacio de las Casas
trabajaba en la constructora y Raúl del Prado en su productora, la escena
comenzaba en sus oficinas y se evidenciaba el accionar de su trabajo. Pero hay
muy pocas escenas como estas, y esto le quita verosimilitud a la ficción.
Al margen de esta crítica, que solo pretende aportar
información importante para el mejoramiento de la serie de televisión, si “Al
fondo hay sitio” desea ser solo una comedia, entonces varias partes del texto
de arriba no lo afectarán, pero si desean consolidarse como una comedia, drama
y romance al mismo tiempo, entonces deberían considerar los aspectos arriba mencionados.