miércoles, 27 de abril de 2016

Cuatro euros: sobre la subjetividad y objetividad del valor económico de las cosas y la clasificación jurídica de "dinero negro"


Habiendo sentado las bases de mi filosofía existencial, y pobremente, aunque firme en los que se sentó, de mi ideología política, me he encontrado con una situación a la que fui incapaz de decir NO. No porque no se decir NO en el sentido psicológico o conductual que un psicoanalista o psicólogo podría decir, sino en el sentido de … no, me equivoco, sí en ese sentido. No pude decir No, porque caí en la presión de la persona sordomuda de decirme que colabore con su asociación de sordomudos y al ver que todos habían escrito (porque no me consta que lo hayan hecho) que habían aportado 10, 20 y hasta 30 euros, me vi obligado a aportar las monedas de mayor denominación que tenía en mi bolsillo: 4 monedas de 1 euro. Este aporte realizado en contra de mi voluntad me dejo un disgusto en el alma que me dejo una pregunta rondando mi cabeza: “¡Qué he hecho?” Acaso no era partidario de las ideas liberales y libertarias que propugnaban el egoísmo y velar por los propios intereses, que yo sepa, no era de mi interés ayudar a esa persona, es más, ni la conocía, de hecho estoy escribiendo esto solo porque me alivia un poco el tormento de pensamientos que no me dejan estudiar.  

Siempre he creído que no sirve de nada regalarle dinero a los más desaventajados, y siendo fiel a este principio, yo, que me considero miembro de un grupo social desaventajado en el mundo, permitiría, aunque suene paradójico, que me regalen elementos de valor económico porque simplemente es conveniente a mi interés incrementar la masa patrimonial que tengo.

Después de haber criticado duramente a John Rawls y a su teoría de la justicia y haber pregonado el egoísmo como fuente del desarrollo natural de las sociedades humanas, termino dando 4 euros a una persona que en mi vida había visto, que hasta incluso me dijo que me daría cambio si quería aportar con un billete.

Hay situaciones en las que por factores distintos a la ideología o filosofía, uno termina contradiciéndose en la práctica. Sé que esos 4 euros no volverán a mi patrimonio, aunque siempre he tenido la mágica idea de que el dinero que se pierde sin causa alguna, o mejor dicho, los elementos de valor económico, como podrían ser dinero, bienes, productos del trabajo, si se pierden sin que exista razón de ser, siempre vuelven por alguna razón al patrimonio de quien lo “perdió”. Y es que en realidad nunca lo ha perdido si no ha recibido algo valorable a cambio. No se podría decir que yo he recibido un disgusto a cambio de ese dinero que deje, porque el disgusto es algo desagradable que no tiene valor económico en la sociedad. Nadie pagaría por tener un disgusto. Objetivamente el disgusto o el sufrimiento no tienen valor económico. No asi sucede con la satisfacción, el placer o el gusto, los cuales si están valorados económicamente en la sociedad y si uno paga por ellos, paga bien porque está recibiendo algo que objetivamente puede ser equiparable en términos económicos. Es por esto que si a alguien le roban 100 euros, en realidad no le han robado su trabajo que significó conseguir esos 100 euros. Si bien objetivamente esta persona no tiene los 100 euros y por tanto su poder adquisitivo se ha visto disminuido, el trabajo que invirtió para conseguirlo lo mantiene en sí y no se desprende de él por el solo hecho de que alguien venga y robe. Es por esto que es importante perseguir los delitos de lavado de dinero porque afectan gravemente a la economía de una sociedad.

Sin embargo, el darle dinero a una persona necesitada, ya sea obligada por factores circunstanciales o porque realmente quise dar, es distinto a que me roben. Si me roban el ladrón podrá ser perseguido por la policía o si logra introducir el dinero en el mercado, ese dinero tendrá el color de negro. Sin embargo, si el dinero que doy va a una fundación, una asociación sin fines de lucro, o a un mendigo que encuentro por la calle, se entiende que ese dinero fue bien recibido o en términos jurídicos, ha sido una donación, por lo que puede llegar a la conclusión que los 4 euros de que di nunca más los volveré a ver porque a pesar que haya recibido a cambio algo negativo como es el disgusto, eso no es considerado por la sociedad como razón suficiente para declarar ese dinero que tiene la sordomuda como “negro”. En otras palabras, la clasificación de dinero negro y dinero bien habido no depende de uno, sino de lo que piense la sociedad. La consecuencia de declarar a ciertas masas dinerarias como “negros” es que no podrán tener efectos en el mercado porque provienen de una actividad ilícita y por tanto ese dinero tendría que regresar a sus verdaderos dueños. Pero, cómo identificar a sus verdaderos dueños? Si los que compraron las drogas las compraron porque querían drogarse, o los que fueron al lupanar fueron porque quisieron realmente encontrar placer sexual, ¿se puede considerar esto como ilícito?. Aquí encontramos un punto para poder criticar la ilicitud de ciertas actividades que como consecuencia traen la clasificación de dinero negro al que se obtiene de su explotación. No es lo mismo que se declare dinero negro a los 5 millones de dólares que robo de un banco, a que se declare dinero negro del que sale de la venta de PBC. Todo depende de la percepción de la sociedad.

Sin embargo, lo que tendría que hacer yo para que el dinero que le di a esa persona sordomuda sea considerado negro y por tanto no tenga efectos jurídicos en la sociedad y por consiguiente una vez perseguido y encontrado se me sea devuelto, es convencer a toda la sociedad de que es ilícito hacer que una persona entregue dinero a otra utilizando técnicas de persuasión como lo hacen los mendigos o los que piden recaudación colaborativa, aunque esta sea por una buena causa pero vaya en contra de mi libertad de pensamiento y conciencia. ¿Difícil no? Es por esta razón que esos 4 euros nunca volverán a mi patrimonio, y esa extraña razón mágica que alegaba cuando era pequeño dejará de tener sentido porque simplemente no hay razón para que ese dinero vuelva por azar o suerte.

domingo, 24 de abril de 2016

Modelo de Gestión Hospitalaria Ica - Perú

  • El Modelo de Atención Integral de Salud en el contexto de la Reforma actual se define como un sistema organizado de prácticas basado en un enfoque biopsicosocial, el cual está dirigido a la población sana y enferma, en el que se incorpora con especial énfasis- la dimensión preventivo-promocional en la atención a la salud y la participación de la comunidad.
  • La incorporación de reformas en salud como el Aseguramiento Universal en Salud, la Descentralización en Salud y el Fortalecimiento del Primer Nivel de Atención ha introducido cambios significativos en el sistema de salud peruano; en su esencia, reconocen el derecho de las personas, familia y comunidad a una atención integral equitativa con garantías explícitas de calidad y oportunidad de atención (1).
  • El modelo de atención integral incorpora como elemento esencial a un conjunto de redes territoriales de establecimientos con complejidades diversas y roles definidos, que en conjunto dan cuenta de las acciones de promoción de la salud, prevención, detección precoz y control de enfermedades, tratamiento, rehabilitación, reinserción y cuidados paliativos incluyendo atenciones de urgencia y emergencia.
  • El rol de los hospitales en el modelo de atención, es la contribución de una manera concordante al modelo, a la resolución de problemas requeridos desde la red asistencial, en base al tipo de actividades, nivel de complejidad y especialidades que la propia red le ha definido, en atención de consulta externa, hospitalización, incluida la atención de urgencia y/o emergencias.
  • En la Región Ica luego del terremoto de setiembre del 2007 se ha desarrollado la construcción de los nuevos complejos hospitalarios en Pisco y la provincia de Ica (Hospital Regional de Ica y el Hospital Santa María del Socorro), actualmente se han culminado la ampliación de los hospitales de Chincha y Nasca; es una prioridad regional implementar un modelo de gestión hospitalario que garantice una calidad de servicios dentro de la red de servicios de salud integrados y con pilares básicos: Gestión clínica basado en evidencias, recursos profesiones competentes de acuerdo a su nivel de categoría, sistema informático integrado y articulado al primer nivel de atención.
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